El fútbol es el deporte más famoso del mundo y aunque muchos lo ven como una actividad sin trasfondo, con una buena estrategia este deporte bien podría apoyar en la conservación de la biodiversidad. La pregunta es ¿Cómo?
Este año Brasil fue sede de la Copa Mundial de Fútbol, como se recordará meses antes de que comenzara, aquella nación tenía problemas sociales serios por el rechazo generalizado a ser sede de un magno evento y que el gobierno gastara millones en la construcción de estadios en lugar de hacer escuelas, hospitales o infraestructura que beneficiara directamente a la sociedad.
Para el mundial de este 2014, se eligió como mascota una especie endémica del país amazónico, el armadillo de tres bandas, el cual se enrolla y se asemeja a un balón de fútbol cuando se siente en peligro (Figura 1).
La mascota fue nombrada Fuleco, nombre que se forma de combinar las palabras en portugués futebol y ecologia. De acuerdo con la FIFA, Fuleco jugaría un papel importante en la concientización de la importancia del ambiente, de igual manera representaba la oportunidad de que la Copa de Fútbol combinara el fútbol y la ecología, esto con el propósito de impulsar a que los brasileños en particular sean más amigables con el ambiente.
En este contexto, investigadores de diversas universidades de Brasil (Pernambuco, San Francisco y Paraîba) y México (UNAM), publicaron un artículo dirigido a la FIFA, en el cual proponían una manera en la que el mundial podría “meter un gol verde”.
La FIFA preocupada por el ambiente, era un excelente mensaje, por fin el futbol no sería sólo un gran negocio que recibe aproximadamente mil 378 millones de dólares anualmente, también tendría un sentido social.
Brasil esperaba generar alrededor de 58 mil millones de dólares como resultado del Mundial y a pesar de que se eligió a Fuleco para ayudar a preservar el ambiente y tener un impacto ambiental, no se había realizado ninguna acción en ese sentido.
El armadillo elegido por los brasileños se encuentra en la lista de las especies vulnerables debido a que su hábitat se está perdiendo velozmente, acercando a esta especie a la lista roja de especies en peligro de extinción. Su hábitat, es un tipo de bosque seco conocido como Catinga (Figura 2), muy parecido a los matorrales mexicanos de Querétaro, Puebla e Hidalgo. Este ecosistema es uno de los más habitados y utilizados como fuente de recursos para la industria y para más de 20 millones de personas que viven ahí, la mayoría pobres, lo que eleva las probabilidades de que su subsistencia dependa de la caza furtiva de especies como el armadillo de tres bandas.
FIGURA 1
FIGURA 2
Para lograr el objetivo de que el futbol contribuyera en la protección del ambiente, los investigadores leyeron minuciosamente las metas del programa de la FIFA “Fútbol por el planeta” y propusieron tres acciones de conservación concretas que pueden ayudar a que la federación de fútbol y el gobierno brasileño sean congruentes con sus objetivos.
A continuación las propuestas que presentaron:
- Invertir en la infraestructura y conservación de las 47 áreas protegidas brasileñas con las que se comprometieron antes de la Copa del Mundo para atraer al turismo antes, durante y después de la justa futbolera en el programa “Parques de la Copa”.
- Declarar como área protegida al menos mil hectáreas de la región brasileña de Catinga por cada gol anotado en el Copa; algo así como un gol por la conservación.
- Acelerar la publicación de los planes de conservación de especies vulnerables y en peligro, como es el caso de otros armadillos parientes de Fuleco, y que alcanzará a Fuleco si no se toman medidas inmediatas.
El mejor gol
Lo novedoso de este caso, es resaltar cómo los investigadores pueden hacer propuestas e incidir en aspectos de la vida cotidiana que aparentemente no tienen nada que ver con la ciencia. En un país futbolero como Brasil este tipo de propuestas pueden contribuir a encontrar soluciones siempre y cuando se tenga una alianza entre la ciencia y el deporte nacional.
Si bien, los investigadores saben que sus propuestas son ambiciosas, también saben que no son imposibles, y menos luego de saber que la FIFA aprobó una cuenta preliminar de 20 millones de dólares para el desarrollo comunitario y promoción del futbol en el país anfitrión. “Al actuar con audacia y rapidez, la FIFA y el gobierno brasileño podrían quitar al armadillo de tres bandas de Brasil de la lista roja de la UICN de especies vulnerables y proteger miles de hectáreas de su hábitat. Ese podría ser el mejor gol de la Copa Mundial.”
Ahora sólo nos queda esperar que esos recursos y el plan se concreten y que no se utilicen para otras acciones de mayor importancia o impacto político para las autoridades de Brasil y la propia FIFA.
ºBiol. Patricia Santillán Carvantes / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México