Las plantas acuáticas también conocidas como hidrófitas, habitan desde los ambientes marinos (mares y océanos), pasando por los costeros (lagunas) hasta los continentales (desde zonas inundadas temporales o permanentes hasta lagos de alta montaña o cráteres).
El papel que juegan en los ecosistemas acuáticos naturales es muy importante, debido a que cumplen ciertas funciones de manera preponderante. Desde el punto de vista ecológico, forman parte fundamental de los productores primarios, aportando gran cantidad de oxígeno al medio, el cual es aprovechado en la respiración de los animales acuáticos; realizan acción purificadora del dióxido de carbono en la columna de agua; y actúan como bombas para poner nuevamente en circulación las sustancias minerales y orgánicas en el medio acuático.
Las especies de hidrófitas enraizadas tanto emergentes como sumergidas intervienen en la captura, estabilización y formación de sedimentos, tal es el caso de “tules” o “espadañas” (Foto 1) y los “tules redondos”; o como en la mayoría de las plantas, que al decaer sus estructuras vegetativas por la edad, son degradadas por hongos y bacterias en el fondo del agua, formando con esto sedimentos ricos en nutrimentos.
Por otra parte proveen de refugio y anidación a gran número de especies animales como aves, moluscos, crustáceos y peces, que habitan entre la vegetación sumergida como “elodea”, o especies de aves como el “tordo charretero”, el cual anida entre las hojas del “tule”. Además, la mayoría de las plantas, particularmente las sumergidas, son el sustrato de gran diversidad de especies como las algas.
Por otro lado, ciertas especies de plantas como la elodea, “jacinto de agua” (Foto 2) y especies como las “lentejitas de agua” (Foto 3), son de crecimiento “malezoide”, las cuales infestan los sistemas acuáticos donde habitan, causando alto deterioro ambiental en el ecosistema, la muerte de organismos acuáticos, y también sustituyen a especies de plantas acuáticas nativas.
¿Por qué se transforman las plantas acuáticas?
Por la alta tasa reproductiva y capacidad de adaptación, al igual que la enorme concentración de nutrientes en los cuerpos de agua provenientes de las actividades agrícola, urbana e industrial, así como la ausencia de enemigos naturales que ejerzan un control sobre estas especies, traen como consecuencia un crecimiento excesivo de dichas plantas, las cuales llegan a cubrir los diversos cuerpos de agua en el país.
Su proliferación provoca grandes problemas de índole económica, ecológica y de salud. Dentro de los problemas económicos están las pérdidas de agua por evapotranspiración y el azolvamiento prematuro de embalses, lo que limita la actividad pesquera y recreativa, así como la obstrucción de canales de riego y la operación de obras hidráulicas. Como problemas ecológicos, la acumulación en grandes cantidades provoca el estancamiento de agua, lo que disminuye el oxígeno disuelto y por consiguiente, provoca la muerte de especies acuáticas. En cuanto a problemas de salud, la propagación de malezas acuáticas constituye el hábitat para el desarrollo de mosquitos transmisores de dengue y malaria, entre otras enfermedades.
El desarrollo de este tipo de plantas es favorecido por el agua rica en nutrientes, en especial por nitrógeno, fósforo y potasio. Además de estos elementos, absorben calcio, magnesio, azufre, hierro, manganeso, aluminio, boro, cobre, molibdeno y zinc, así como metales pesados o metaloides de aguas contaminadas.
La mayoría de las plantas acuáticas que se comportan como malezas no son originarias de los países donde causan problemas. Varias especies de ellas presentes en México tienen su origen de Sudamérica, Norteamérica, África, Europa (Foto 4) y Australia.
Sus vías de introducción son principalmente por el ser humano debido al acuarismo que es una de las principales actividades económicas que se tienen en el país, además de sus mecanismos reproductivos que le permiten distribuirse por animales o por medio de ecosistemas acuáticos que tienen contacto entre unos y otros como los ríos, manantiales o canales.
No existe duda alguna de que los efectos dañinos de las plantas acuáticas sobrepasan sus beneficios. El mundo no puede tolerar el costo ambiental de no tratar estas plantas como un problema extraordinariamente serio, el cual debe ser detenido y efectivamente controlado. Se puede evitar cualquier conflicto de intereses entre los defensores de la utilización y los del control ilimitado mediante la aplicación de un esquema de manejo de la maleza que permita la utilización en pequeña escala y el control paralelo de las infestaciones más problemáticas.
Considerando lo anterior, es importante tomar en cuenta que la enorme biomasa que se produce de estas plantas acuáticas en los ecosistemas que infesta debe estimular su utilización para la fabricación de papel, la generación de biogás, el tratamiento de aguas contaminadas, la producción de artesanías, la elaboración de abonos orgánicos, su empleo en la medicina, forraje para animales, entre muchos otros, por lo que en lugar de eliminarlas hay que darles un buen manejo, usándolas en nuestro beneficio.
ºDr. Jaime Raúl Bonilla-Barbosa / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
ºBiol. Betzy Santamaría Araúz / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.