Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

TU VECINO NOCTURNO

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Déjame contarte sobre la primera vez que vi un búho. Tenía 19 años, era de noche y caminaba de regreso a mi casa, cuando vi pasar un ave blanca y grande que volaba delicadamente y en completo silencio. Parecía una imagen espectral que dudé, por un momento, que fuera un animal. Pensé, más bien, que era un espíritu surcando los cielos, pero rápidamente alejé esos pensamientos de mi mente y quise darle una explicación más terrenal: aquello era una simple ave, “una paloma, seguramente”, me dije, aunque era más grande que cualquier paloma que hubiera visto. Fue entonces cuando pensé que podía ser un búho o una lechuza como las de Harry Potter, pero no estaba seguro porque jamás había visto uno de esos animales en Cuernavaca.

Esas aves eran del norte de Canadá o de Europa, animales de bosque y no de ciudad, o eso intuía, aunque con el tiempo supe que esto no es así. Aquello que vi volando tan elegantemente en el cielo era una lechuza de campanario, una ave blanca de espalda dorada y cara en forma de corazón, la misma que había cautivado la imaginación de J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, a la que convirtió en los emblemáticos mensajeros de Hogwarts, la escuela de magia y hechicería.

Este bello animal vive en las casas abandonadas de Cuernavaca y sobrevuela los cielos nocturnos, cazando ratas que pueden traer enfermedades. Puede llegar a sorprender lo buenas que son las lechuzas cazando, una sola de ellas puede cazar hasta dos ratones por noche, y una pareja de lechuzas más de 1200 de estos roedores en un año. Por esta razón estas aves son realmente importantes, ya que ayudan a que las ciudades, las cosechas y los bosques estén libres de plagas. Pero esta no es la única ave nocturna que vuela en este cielo, en el estado de Morelos habitan trece tipos de búhos y un tipo lechuza. Los búhos, a diferencia de las lechuzas, son animales de mirada penetrante, cuyos rostros redondos son muy distintos de los rostros en forma de corazón de las lechuzas.

En Morelos habitan búhos de todos los tamaños, como el búho más pequeño del mundo, llamado “tecolote enano”, que mide cerca de 15 cm, o el “tecolote bajeño”, también conocido como “cuacuana”. Además, hay búhos que sólo viven en México, como el “tecolote del Balsas”, y aquellos que se suelen ver en fotografías, como el simpático “tecolote oyamelero” o el imponente “búho cornudo”, que llega a medir hasta 64 cm de largo. En los bosques ubicados en el norte del estado, en lugares como el Parque Nacional Lagunas de Zempoala, Tepoztlán, Tlayacapan o Tetela de Volcán, es posible encontrar búhos como el “tecolote oyamelero norteño”, el “búho cara oscura”, el “tecolote serrano”, el “tecolote llanero”, el “tecolote rítmico” o el “tecolote ojos oscuros”, todos típicos de estos bosques de pino y encino. Pero en el sur de estado, por las localidades de Puente de Ixtla, Jojutla, Axochiapan o Coatetelco, donde el ambiente es distinto, es posible ver búhos como el “tecolote enano”, el “tecolote del oeste”, el “tecolote del Balsas” o el “tecolote colimense”.

El tipo de lugar en los que se pueden localizar lleva a pensar en por qué estas aves prefieran algunos sitios para vivir, como los bosques, las selvas o las cuevas, por sobre otros. El tecolote del Balsas y el tecolote enano, por ejemplo, necesitan de los árboles

pequeños, de no más de seis metros, y de preferencia en selvas secas, llamadas así porque en cada temporada de secas, al llegar la primavera y el verano, pierden sus hojas. Estos pequeños búhos necesitan de esas selvas para tener donde esconderse, cazar y hacer sus nidos, mientras que otros búhos, como la cuacuana o el tecolote bajeño, prefieren lugares con grandes árboles para vivir.

Los habitantes de un pueblo llamado Cajones, en Amacuzac, cuentan que se le puso el nombre de cuacuana porque cuando esta ave canta parece decir “¿cuál? ¿cuál?”, lo que se interpreta como “a cuál habrá de llevarse la muerte”. También comentan que no hay que temer por esa historia, ya que sólo es eso, una historia, y que no es más que una pequeña ave inofensiva.

A los búhos también se les llama tecolotes, palabra que viene del náhuatl tecolotl, que es el vocablo que se usa para referirse a estas aves. Hay muchas cosas que aprender sobre los búhos y muchas otras por descubrir. Un dato que puede ser interesar es que en Cuernavaca no sólo habita la “lechuza de campanario”, sino que también habitan búhos como los de Harry Potter, el búho cornudo, el búho café y la cuacuana.

A pesar de ser un estado pequeño (4879 km2), Morelos cuenta con una gran diversidad de aves. La cantidad de búhos que hay en tierras morelenses sólo tiene dos ejemplares menos que en Canadá, ¡cuyo territorio es dos millones de veces más grande que Morelos! Además, tiene ocho especies de búhos y eso es más que toda Inglaterra, nación que popularizó a estos animales, de tal manera que no todos los búhos son europeos o del norte, también son morelenses.

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Estos animales que cantan en la oscuridad, que parecen tenebrosos, y estar rodeados de misterio y superstición, no son del todo así, aunque ver a un búho o a una lechuza sigue siendo una experiencia misteriosa y casi sobrenatural. Todavía se sabe muy poco sobre ellos, pero lo que es seguro es que no son peligrosos; no todos son grandes, no traen la mala suerte, ni anuncian la muerte, sólo son aves inofensivas, necesarias y hasta carismáticas; no hay que temerles, se pueden observar de cerca ya que son inofensivas. Ellas son tus vecinas y sólo quieren hacerte compañía así que recuerda protegerlas y cuidarlas.


Biol. Ricardo Ayala Uribe / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dr. Fernando Urbina Torres / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Centro de Investigaciones Biológicas, Universidad Autónoma del Estado de Morelos.