La vida del ser humano depende de las bacterias. Sin embargo, este hecho permaneció oculto por largo tiempo. El tamaño de los microorganismos fue el primer obstáculo con que topamos para develar este secreto. El segundo obstáculo fue la asociación que se hizo entre las bacterias y las enfermedades. Dicha asociación inició un siglo después de que Anton van Leeuwenhoek las observara por primera vez en su microscopio. Louis Pasteur, padre de la microbiología, encontró entre las bacterias a los agentes causales de algunas enfermedades. Además, este científico francés demostró que la descomposición del vino, la leche y la cerveza, era causada por algunos de los habitantes del mundo microscópico recién descubierto, e ideó la pasteurización para eliminarlos mediante calentamiento para conservar los productos.
La reputación de las bacterias empeoró cuando Robert Koch probó que otra bacteria en forma de bastón, llamada por eso bacilo, era responsable de un viejo terror: el ántrax. Además, basado en las ideas de Pasteur, Joseph Lister introdujo la asepsia, que aseguraba la esterilidad en los quirófanos, salvando muchas vidas.
Así, cuando Alexander Fleming descubrió que la penicilina era un antibiótico, se buscó la seguridad en el uso continuo de productos antibacteriales, abuso de antibióticos y excesiva asepsia.
Sin embargo, nuestro miedo hacia las bacterias no es proporcional a la fracción de éstas que producen enfermedades, pues es muy pequeña. Por otro lado, al explorar más el mundo bacteriano, descubrimos que nuestro cuerpo y tracto digestivo están tapizados con ellas, superando en una relación de 1 a 10 a las células del cuerpo humano. Estos huéspedes microscópicos cumplen funciones importantes para nuestro organismo. La más evidente es tal vez el procesamiento que hacen de muchos de los componentes de nuestra dieta, pero también nos proveen de algunas vitaminas como la K o algunas del complejo B. La importancia de las bacterias en nuestro organismo no se limita al aspecto nutricional. Nuestra flora bacteriana también nos provee de protección contra bacterias patógenas al competir con éstas. Su presencia es igualmente importante en la activación de nuestro sistema inmune.
Mirando fuera de nuestro cuerpo las bacterias son aún más numerosas y diversas y, aunque no lo sospechamos inicialmente, son igualmente importantes para la vida de las personas. Así por ejemplo, en las raíces de las leguminosas como el chícharo, la lenteja y la soya, existen bacterias del género Rhizobium, las cuales proveen al resto de los seres vivos del nitrógeno indispensable para la vida al transformar el del aire a una forma aprovechable por otros organismos. Las bacterias, también “inventaron” la fotosíntesis, proceso clave para la obtención de energía en el planeta y el oxígeno que respiramos. De hecho estos organismos microscópicos son piezas imprescindibles para poder llevar a cabo los ciclos de materia en el planeta.
Por todo lo anterior, es necesario un entendimiento más profundo del micromundo, para mejorar la forma en que interaccionamos con las bacterias.
ºQ. Rodrigo A. Arreola Barroso / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de
México, campus Morelos.