Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

Venenos que matan: Serpientes

Las serpientes son el grupo de vertebrados con mayor cantidad de mitos y leyendas, generalmente se les asocia como animales maléficos, repulsivos y misteriosos. Se cree que la gran mayoría de los ofidios poseen secreciones tóxicas que pueden ocasionar daños locales, sistémicos e incluso la muerte. Sin embargo, se sabe que las serpientes juegan papeles primordiales dentro de las cadenas tróficas, como grandes depredadores, ayudando a controlar las poblaciones de otros animales. De las 3 mil 432 especies de serpientes reportadas a nivel mundial sólo cerca del 15 % son venenosas.

Gran parte de los mitos acerca de las serpientes venenosas se encuentra relacionado con las glándulas de veneno, en algunas regiones de nuestro país se dice que: “las serpientes se quitan las glándulas de veneno para tomar agua” otras personas afirman que “las serpientes poseen el veneno en la cola”, sin embargo, las serpientes poseen las glándulas de veneno atrás y hacia abajo de los ojos; éstas se encuentran asociadas a músculos que permiten que las glándulas puedan expulsar el veneno hacia los “colmillos”.

La producción de veneno representa un gasto energético muy grande, por lo que las serpientes lo emplean de manera eficaz y económica.
El papel biológico del veneno tiene tres objetivos primordiales:

1) La inmovilización de las presas de las que se alimentan las serpientes, ya sea produciéndoles parálisis, incapacidad para moverse o la muerte; de esta manera las serpientes evitan que la presa pueda dañarlas.

2) La digestión, desde adentro, de las presas; las serpientes no pueden regular su temperatura, por lo que las enzimas del veneno ayudan a la digestión del alimento.

3) La defensa ante posibles depredadores, ya que al sentirse amenazadas morderán e inyectarán veneno que produce dolor inmediato y otros efectos posteriores en el agresor. Es necesario aclarar que las serpientes no muerden o “atacan” por gusto; los envenenamientos se dan al pisarlas o tocarlas por accidente y, en otros casos, por imprudencias al manipularlas de manera irresponsable.

México, uno de los países con mayor diversidad de herpetofauna a nivel mundial. Se han registrado 89 géneros y 402 especies de serpientes, de las cuales el 19 % (sólo 76 especies) se consideran de importancia médica (Gráfica 1). La familia Elapidae se encuentra representada por tres géneros: Micruroides con una sola especie, M. euryxanthus; Mircururus con 17 especies y finalmente el género Pelamis con una sola especie, P. platurus. Los géneros Micruroides y Micrurus corresponden a las serpientes de coral o coralillos; la Pelamis es la única serpiente marina venenosa del continente americano. La otra familia es la Viperidae, la cual se encuentra representada por 9 géneros y 59 especies; dentro de los representantes más importantes se encuentran las cascabeles (Crotalus), cantiles (Agkistrodon) y nauyacas (Bothrops).

En nuestro país se conoce muy poco acerca de las estadísticas de los accidentes ofídicos (referente al grupo al cual pertenecen las serpientes), debido a que no se llevan registros detallados acerca de los accidentes. Gómez y Dart (1995) estiman 27 mil accidentes ofídicos al año. Por otro lado, el Sistema Único de Información para la Vigilancia Epidemiológica reporta, en promedio, 3 mil 750 accidentes anuales. Lo que si se sabe con certeza es que cerca del 99% de los accidentes son ocasionados por la familia Viperidae, el resto son ocasionados por especies de la familia Elapidae. Las especies de mayor importancia médica en nuestro país son B. asper, C. simus y C. atrox.
Hasta la fecha el único tratamiento validado científicamente para tratar los envenenamientos por ofidios es el uso de antivenenos. Los tratamientos tradicionales no proporcionan beneficios y sólo ocasionan que los pacientes pierdan tiempo para recibir el tratamiento específico. Cabe mencionar que los antivenenos no revierten los daños ocasionados antes de su administración, por lo que es de mayor importancia administrarlos en el menor tiempo posible después de la mordedura.

Por lo mencionado anteriormente, y por otras razones, es importante realizar investigaciones sobre las serpientes venenosas y sobre todo la bioquímica y las actividades biológicas de los venenos. En nuestro laboratorio se han realizado trabajos con venenos de algunas serpientes mexicanas; uno de los cuales fue el de la serpiente de cascabel neotropical, Crotalus simus, considerada como las especie de cascabel más importante, dada su amplia distribución y a el número de accidentes que causa. Por tal motivo, trabajamos con la caracterización bioquímica del veneno de sus tres subespecies: C. s. simus, C. s culminatus y C. s. tzabacan. Nuestros resultados muestran diferencias importantes en la composición de sus venenos. El veneno de C. s. simus tiene componentes neurotóxicos (crotoxina), metaloproteasas y serinoproteasas, los cuales pueden generar problemas neurotóxicos (parálisis flácida), hemorragias y problemas en la coagulación, respectivamente. El veneno C. s. culminatus contiene metaloproteasas, serinoproteasas y miotoxinas en mayor proporción, estos componentes pueden generar problemas en la coagulación y daño muscular irreversible. Por último, el veneno de C. s. tzabcan poseen características intermedias a los ya mencionados. Estos resultados ayudan a un mejor entendimiento de los envenenamientos, a mejorar los tratamientos hospitalarios y a el mejoramiento de los antivenenos.


 

Mtro. Edgar Neri Castro / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dr. Alejandro Alagón Cano / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional
Autónoma de México, campus Morelos