Dr. Víctor López Martínez / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos
Archivo: Ciencias Agropecuarias
La producción de alimentos hortofrutícolas y especies ornamentales enfrenta de manera cotidiana problemas de carácter fitosanitario que afectan el rendimiento y calidad final que comercializan los productores agrícolas. El traslado y venta hacia mercados externos e inclusive en mercados locales enfrenta en ocasiones una limitante extra, plagas de importancia cuarentenaria.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), podemos definir a una plaga cuarentenaria como aquel organismo con importancia económica potencial que amenaza o pone en riesgo un área en particular y que no está presente, o si está presente no está ampliamente distribuida y está oficialmente bajo control.
Cabe resaltar que todo proceso de inspección, vigilancia y control, descansa en normatividades fitosanitarias, las cuales son el sustento legal para el desarrollo de estas actividades. Destaca en primer orden la Ley Federal de Sanidad Vegetal, la cual tiene observancia en todo el territorio nacional y que tiene como objetivo regular y promover la sanidad vegetal en todos los ámbitos posibles.
Existen plagas cuarentenarias para el país, así como especies que están presentes en México y que son de importancia para naciones con los que se tiene relaciones comerciales. Cuando se importa material vegetal, ya sean semillas, material propagativo o alimentos, estos deben pasar por aspectos de verificación en aeropuertos, puertos y frontera, con la finalidad de disminuir el riesgo de entrada, adaptación y dispersión de plagas cuarentenarias. En el caso de que sean especies que ingresen por primera vez al país, se aplica un análisis de riesgo, el cual establece la forma y ruta en que debe ingresar el producto, así como el tratamiento que debe aplicarse para evitar la entrada de plagas cuarentenarias. Estos aspectos son regulados por normas oficiales fitosanitarias, como la NOM-007-FITO-1995, creada especialmente para vigilar la importación de material propagativo.
Este mecanismo aplica a la inversa cuando de movilizar productos dentro del país o hacia mercados externos, en el ultimo caso, las normatividades a seguir son las que diseña cada país en particular. El incumplir con estas normas, o fallar en la calidad fitosanitaria del cultivo a movilizar tiene como consecuencia la no entrada del producto agrícola a otros mercados.
Plagas cuarentenarias externas de importancia para Morelos que en años recientes han ganado importancia, son la diaforina o psílido de los cítricos, Diaphorina citri Kuwayama y la palomilla del nopal, Cactoblastis cactorum (Berg).
Diaphorina citri es un hemíptero succionador de savia en brotes de todas las especies de cítricos conocidas, y su importancia estriba en que es vector de la bacteria Candidatus Liberibacter americanus, un patógeno que causa el enverdecimiento o huanglongbing en los cítricos. Plantas de cítricos que tengan esta bacteria están condenadas a una muerte lenta e insalvable por cualquier tratamiento posible. El insecto está presente actualmente en toda la zona citrícola morelense, e inclusive puede observarse en árboles de traspatio en donde un árbol de limón, naranja, toronja o mandarina haya sido cultivado. Afortunadamente hasta el momento no existen reportes positivos que confirmen la presencia de la enfermedad en árboles del estado, sin embargo, la amenaza es potencial debido a que en México la bacteria ha sido registrada.
La palomilla del nopal es de origen sudamericano y es una amenaza que afectaría a todos los nopales cultivados en México, tanto comerciales (verdura y tunero) como silvestres, el país es centro megadiverso de cactáceas, así que si este insecto se establece con éxito pone en amenaza comunidades vegetales enteras. En Morelos toda la zona norte desde Tepoztlán hasta Tlayacapan, estaría en peligro. Esta palomilla coloca huevos en una forma característica de monedas apiladas que forman un bastón, las larvas al eclosionar atacan de forma masiva la raqueta, penca o cladodio en que fue colocado el bastón, lo que les facilita ingresar al interior de la planta. Las larvas consumen en forma gregaria el interior de la raqueta atacada hasta dejarla vacía. Irónicamente este insecto fue empleado en el continente africano y australiano para el control de cactáceas que en esos lugares se comportaron como malezas. En México este insecto ingresó por primera vez en 2006 a través de Isla Mujeres e Isla Contoy, Quintana Roo, afortunadamente la población fue detectada, monitoreada y erradicada. Actualmente este insecto está presente en distintas islas del Caribe y en Estados Unidos (Alabama, Florida y Georgia), detectada en ocasiones en plantaciones de viveros.
De manera local, destacan por su importancia cuarentenaria el barrenador grane del hueso del aguacate, Heilipus lauri Boheman, y el barrenador de ramas, Copturus sp. en este mismo frutal. Ambas plagas son escarabajos, el primero tiene como hábito el que la larva se alimenta exclusivamente de la semilla del fruto, mientras que el segundo como su nombre lo dice, afecta exclusivamente ramas. Estas especies son de importancia cuarentenaria en la movilización de frutos de aguacate dentro del país, y no debe movilizarse fruta de huertos que no sean declarados libres de estas plagas. El barrenador grande del hueso fue un problema muy importante en huertas comerciales en la región de Tepoztlán, ahora está bajo regulación fitosanitaria y prácticamente bajo control; es posible encontrar individuos sólo en huertas de traspatio.
Finalmente, otro grupo de insectos que limita la comercialización de cultivos en Morelos es el complejo de moscas de la fruta del género Anastrepha. Estos insectos depositan sus huevos dentro de frutos tales como la naranja, mango, ciruela, zapote mamey, durazno, guayaba, etc. La presencia de moscas adultas en las huertas comerciales o de larvas en los frutos, limitan el acceso de los productores a nuevos mercados de comercialización. Estos insectos tienen como ventaja su gran número de plantas hospederas y un ciclo de vida regularmente corto, por lo que es posible encontrar moscas de la fruta en cualquier zona frutícola del estado.
Semblanza
Víctor López Martínez es profesor investigador en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Es Doctor en Ciencias en Entomología y Acarología y Maestro en Ciencias en Entomología y Acarología por el Colegio de Postgraduados. Ingeniero Agrónomo especialista en Parasitología Agrícola por la Universidad Autónoma Chapingo.