Sin lugar a dudas invertir en el conocimiento, la ciencia y en consecuencia la tecnología tiene sus frutos. Aspecto que muchos gobernantes del mundo, incluyendo los de México pasan por alto. Recientemente investigadores británicos han descubierto un enorme yacimiento de aguas que son susceptibles del consumo humano denominadas aguas fósiles. Dada la importancia del descubrimiento y de las implicaciones para los países del continente africano dedicaremos este espacio para difundir el significado de las aguas fósiles y el tamaño del yacimiento. Su territorio, a pesar de ser inhóspito para sus pobladores, al final del camino se vislumbra una luz que podría cambiar no sólo las condiciones de sus habitantes, sino los climas locales, por lo que ahora se denominan bolsas de agua subterránea.
Nadando en oro líquido
El 20 de abril de 2012, algunos geólogos británicos con el Dr. Alan MacDonald a la cabeza, descubrieron que África descansa sobre una reserva de agua subterránea inmensa, situada en su mayoría en el norte de dicho continente.
Las reservas de agua se encuentran bajo Libia, Argelia y Chad y ascienden a medio millón de kilómetros cúbicos, una cantidad equivalente a 20 veces más del agua proveniente de las precipitaciones anuales en toda África (incluyendo las selvas). Con lo anterior se aliviarían las inclementes condiciones de más de 300 millones de africanos que no disponen actualmente de agua y mucho menos, potable; lo que además coadyuvaría para la mejora de su salud y la posibilidad de desarrollar cultivos que mermen al continente con más hambre del mundo.
El volumen de agua que se encuentra debajo de las arenas del desierto es cien veces superior a la cantidad existente en la superficie de dicho continente. Se ubica a 75 metros de profundidad protegidas por rocas de gran dureza como el granito.
El desierto del Sahara: redentor de la sed de África
En el subsuelo entonces, se ocultan las reservas de agua dulce más antiguas de nuestro planeta, datadas hasta la fecha en torno al millón de años. Ocultas en numerosas y gigantescas cavidades de roca porosa, una gran masa de agua estimada en 400 mil kilómetros cúbicos. Esta cantidad bastaría para provocar una inundación en el Sáhara que sepultaría todo su territorio 40 metros bajo el agua.
Estas capas ocultas de agua, cuyos depósitos se rellenaron por última vez hace varios milenios, sólo reciben un suministro único proveniente de la lluvia, la cual colma sus recónditas reservas, sin ésta ha ido en franco decremento desde hace varios miles de años, de manera que para tener lluvias abundantes, habrá de pasar todavía tiempo, hasta que la sequía vaya retirándose eventualmente y se instauren las precipitaciones.
La estratificación encontrada en los residuos del desierto de Libia, permite deducir que en el pasado se han venido alternado periodos húmedos en la región, cada 100 mil años. De continuar la pauta climática hasta la fecha, no es previsible un nuevo reverdecimiento del Sáhara hasta dentro de 90 mil años aproximadamente. Sería hasta entonces cuando los secos valles de Gilf al- Kabir, regados por copiosos ríos volvieran a reverdecer. Tal vez entonces regresen las jirafas, avestruces y la fauna que se ha confinado hacia otras franjas geográficas. Y, con todos ellos los asentamientos humanos libres de sed y hambre, tal y como relata Stephan Kröpelin… “justo en las puertas de la cueva de los nadadores del desierto, existe una gruta de varios metros de profundidad donde el agua se acumulaba en otros tiempos”. Sin embargo, gracias al hallazgo y eventual utilización del agua almacenada en la base del desierto, retorne el ciclo del agua a la región, ocasionando lluvias en todo el continente africano, otrora tan cuantiosas como para transformar los actuales abrevaderos en auténticos embalses colmados de aguas ricas en oxígeno y listas para albergar vida, tras esta prolongada sequía.
Dra. Norma Sánchez Santillán / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Mtro. Rubén Sánchez Trejo / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco