En una época donde la palabra biología no tenía cabida en el vocabulario mexicano, un farmacéutico emprendedor y curioso, se dio a la tarea de introducir esta ciencia en nuestro país. En el año 1897, México percibe los primeros destellos de la ciencia que trata de los seres vivos, gracias al texto “Recopilación de las Leyes de la Biología General”. Esta obra, que curiosamente se editó originalmente en francés bajo el título “Recueil des lois de la biología génerala” fue escrita por quien hoy en día es llamado “la primera figura de la biología mexicana”, Don Alfonso Luis Herrera. En ella explica sus propios conceptos evolucionistas además de las leyes de la adaptación y variación, con un notorio apego a la corriente darwinista.
Alfonso Luis Herrera nació en la ciudad de México en 1868, estudió y se tituló de médico farmacéutico. Sin embargo, como el investigador impetuoso que fue, fijó su atención en la fauna mexicana y en la ecología y escribió sobre muy diversos temas, a saber, Biología, Botánica, Zoología, Plasmogenia y Geología. Entre sus obras podemos encontrar; "Nociones de Biología”, "La Exposición de Cactáceas Mexicanas", “Estudios sobre Algunos Puntos de Físico-química” y "El Hibridismo del Hombre y el Mono". Este mosaico tan variado nos muestra la capacidad y diversidad de este gran hombre.
Estas cualidades también las reflejaba en su vida laboral. A los 34 años de edad, establece la primera cátedra de Biología, la cual se impartió en la Escuela Normal para Profesores. Este hecho lo llevó a enfrentarse a un par de problemas; la inexistencia de textos para dar esta materia, debido a la primicia de la misma. Herrera resolvió la situación a su manera, escribiendo el libro “Nociones de Biología”, el cual fue publicado en 1904. No hace falta aclarar que es el primer libro mexicano de esta disciplina. Tras 4 años de cátedra y a pesar de los esfuerzos constantes de Alfonso Luis Herrera por preservar la impartición de esta ciencia en la Normal, ésta fue suspendida en 1906, teniendo que pasar varios años para lograr la enseñanza profesional de la biología y el desarrollo de biólogos, como tales.
Alfonso Luis Herrera fungió como profesor en diversos centros educativos de nuestro país, tales como el Colegio Militar, la Escuela Nacional Preparatoria y la Escuela Normal de Maestros. Podemos decir que las Ciencias Naturales fue el campo profesional en el que más destacó. Sus estudios concernientes al protoplasma son los que resaltaron en esta rama, acreditándosele también el mérito de haber creado la Plasmogenia, ciencia que tiene como objeto el estudio de la generación artificial de células vivas mediante procedimientos físico-químicos. De otras de sus investigaciones se derivaron aportaciones sobre el origen de la vida. Un ejemplo de esto es el experimento que efectuó utilizando una mezcla de dos sustancias químicas, sulfocianato de amonio y formaldehído, con los que pudo crear formas similares a los tejidos vegetales, animales y bacterianos, estos últimos parecidos a los que dieron origen a la vida en el planeta. Esta investigación ha recibido reconocimiento mundial desde entonces e inclusive en su tiempo, por el biólogo soviético Alejandro Oparin, considerado como la máxima autoridad sobre ese tema en esa época.
La presencia de Alfonso L. Herrera en la vida cultural de México ya era palpable años antes de los eventos arriba mencionados. En 1884 formé parte del grupo de científicos que publicaron la tercera versión de la "Farmacopea Mexicana".
Encargado de revisar y actualizar los trabajos realizados entre 1846 y 1874, participó en la Comisión de Paleontología Agrícola y en la formación del Museo de Plagas Mexicanas de la Agricultura. Ocupó diversos puestos en el Museo Nacional y en el Instituto Nacional de Medicina hasta 1900, cuando fue nombrado Director de Parasitología en el Departamento de Agricultura.
En 1915 fue el Director del Museo Nacional de Historia Natural en la Ciudad de México y, gracias a su iniciativa, éste se fusionó con el Instituto Médico Nacional así como con el Museo de Tacubaya, para integrar la Dirección de Estudios Biológicos, la que pronto se convirtió en el centro más importante de investigación biológica de México y gran parte de Latinoamérica.
En 1922, fundó el jardín botánico del Bosque de Chapultepec e hizo construir un invernadero de grandes proporciones. También fue fundador del zoológico de Chapultepec, con el cual trató de recrear el zoológico del emperador azteca Moctezuma Xocoyotzin. Por ello, desde 1945, el zoológico de Chapultepec lleva el nombre de su fundador y creador.
Una aportación importante al Museo de Historia Natural del Chopo por parte de Herrera, fue la recreación de seres microscópicos en vidrio, modelos que fueron copiados por el Museo de Nantes en Francia.
A finales de su carrera, es pensionado y se retira de su puesto como director de estudios biológicos. Ya pensionado pero con el espíritu joven, Herrera construyó un laboratorio en su casa, donde en 1942 fallece.
Alfonso Luis Herrera, es una muestra palpable del carácter, la determinación y la pasión del mexicano, un ejemplo inmortal de perseverancia y determinación a favor del entendimiento e investigación del mundo que nos rodea en beneficio de la humanidad.