Dr. Armando Arredondo López / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto Nacional de Salud Pública
Archivo: Divulgación de políticas de salud
En el marco de las políticas públicas de salud, uno de los principios rectores vigentes están estrechamente relacionados con una cobertura universal efectiva, que garantice igualdad de oportunidades en el acceso a los servicios de atención médica desde los sistemas estatales de salud. Dicha igualdad de oportunidades necesariamente está vinculada al concepto de equidad. En tal sentido, el principio de equidad en salud hoy por hoy es un concepto transversal que debería permear cualquier decisión en materia de cobertura de salud. Para tal efecto este ensayo se enfocará a la revisión de equidad y determinantes sociales desde una perspectiva integral e inclusiva. Antes de analizar de manera detallada los diferentes niveles de aproximación conceptual de equidad e inequidades, es necesario resaltar de manera breve algunas consideraciones de origen del concepto de equidad relacionadas estrechamente con los términos bajo análisis. El concepto de equidad procede del latín aequitas, derivado a su vez de equus, que significa igual; consiste en dar a cada uno lo que le corresponde por sus méritos y condiciones (1).
En su enfoque humanístico, legal y social, la equidad supone no favorecer en el trato a un individuo, perjudicando a otro; pero, ¿qué se considera entonces equidad en salud?. Para tratar de responder este cuestionamiento, tenemos que considerar el análisis del criterio universal de la salud como un derecho de todos los ciudadanos, sin limitaciones sociales o económicas y, que en el simple principio de ciudadanía y pertenencia a un grupo prioritario, dicho derecho garantiza la protección de salud por parte de un agente colectivo que generalmente es el estado.
En ese sentido, el aseguramiento en salud es una responsabilidad del Estado, que actúa a través de un organismo rector y distintos proveedores de servicios en salud garantizando equidad con cobertura efectiva, acceso universal y el total financiamiento por el Estado (2). Así, las variables igualdad de derecho, de acceso y equidad en las acciones recibidas son prioritariamente valoradas por la población bajo el principio de ciudadanía y de grupo. Por otra parte desde una perspectiva epidemiológica toda diferencia o desigualdad reducible, vinculada a condiciones heterogéneas de vida, constituye una inequidad y las iniquidades, representan desigualdades consideradas y calificadas de injustas y evitables (3-4).
Niveles de análisis
Considerando las concepciones humanísticas, legales, políticas y sociales de la equidad, el enfoque postulado por la Organización Mundial de la Salud en relación con la equidad, resulta un tanto restringido, al menos en el discurso, al expresar que: "la equidad en la atención en salud implica recibir atención según sus necesidades" (5).
Si la equidad se circunscribe a “recibir atención según sus necesidades”, la primera barrera generadora de inequidades, aparece, cuando el acceso a esa atención es limitado o restringido. En el campo de la salud, desde los años 80s, cuando se iniciaron importantes proyectos de reforma en los sistemas de salud, estas valoraciones teóricas sobre la equidad e inequidad, han estimulado el interés para medir directamente las desigualdades en salud e, indirectamente, evaluar el desempeño de los sistemas sanitarios y la asignación de recursos ( 6-7).
En efecto, en los últimos años, el tema de equidad e inequidades en la asignación de recursos para producir servicios de salud ha ido adquiriendo creciente importancia en foros políticos, civiles y académicos nacionales e internacionales (8-9). En todo el mundo, y particularmente en México, el mejoramiento de la equidad ha sido, probablemente, uno de los objetivos y retos más frecuentemente planteados y abordados por todos los actores sociales que han impulsado procesos de reforma de los sistemas de salud de sus respectivos países (10).
La inclusión de la equidad como un indicador determinante de desigualdad en salud y como uno de los problemas sustantivos de los sistemas actuales de salud ha permitido que en todos los proyectos de reforma del sector se aborden estrategias que directa o indirectamente tratan de estudiar y solucionar los problemas de equidad con que se han desarrollado la mayoría de los sistemas de salud en el mundo. En todos ellos se plantea como eje conductor de la equidad abatir las desigualdades en salud; así como disminuir la brecha que existe entre la oferta y la demanda en salud bajo principios de grupo prioritario, de poder de compra, y de ciudadanía (11).
En este contexto el concepto de equidad en salud es amplio y su análisis, partiendo por la definición del mismo, puede ser complejo y controversial, sobre todo por los diversos principios con que se han abordado las teorías de justicia social desarrollados a través de la historia contemporánea_ libertaria, utilitaria, igualitaria y socialista_. En todas estas teorías una propuesta de coincidencia interesante de equidad en salud se refiere al análisis de diferencias innecesarias, evitables e injustas, lo que puede ayudar a su definición y operacionalización. Aún así, los límites del concepto se muestran extensos y difusos, sobrepasando el ámbito de competencia del sector de salud y, en particular, de la atención de salud (12). En este sentido, existen marcos teóricos bastante útiles para desarrollar estudios de equidad y sus determinantes; estos marcos toman como referente un determinado grupo social y consideran un conjunto de indicadores agrupados desde diferentes enfoques, categorías o variables de análisis (ver figura 1):
Desde esta perspectiva integral, se propone definir y operacionalizar a la equidad en salud en principio como la asignación de recursos en función de las necesidades de salud y del poder de compra de la población o grupo prioritario, incluyendo para su análisis en un primer nivel los enfoques, teorías y principios que condicionan variables como: disponibilidad, acceso, utilización, cobertura, condiciones de salud, disparidades sociales y asignación de recursos. Tales variables guardan una relación estrecha, determinante y bidireccional con los propios conceptos de equidad e inequidad. Por tanto, esta noción de equidad en salud parte de la ausencia de desigualdades en salud entre los grupos sociales y la presencia de una desigualdad en salud constituye en si misma una inequidad. Ciertamente y bajo este planteamiento, una inequidad en salud está fuertemente asociada con estructuras sociales injustas que ponen generalmente a aquellos grupos con menos ventajas en un mayor riesgo de tener mala salud (13). Por ello, la equidad implica la reducción o eliminación de inequidades en salud como un requisito sine qua non para ejercer los principios de justicia y protección social ya que tener limitaciones a la salud implica también tener menores oportunidades (14-15).
Justo en este marco de eliminar y determinar como influyen las inequidades en la salud poblacional, recientemente se ha incorporado una nueva aproximación conceptual de indicadores y determinantes sociales de inequidad en salud y de desigualdad en las oportunidades de acceso (16-17). Este nuevo enfoque de aproximación conceptual hace referencia a la identificación de disparidades sociales como el marco de las disparidades sociales generadas por daños a la salud o viceversa (18). Ejemplo típico de estas disparidades son los índices de desigualdad en la asignación de recursos en función de necesidades por perfil epidemiológico, por patrones de gasto en salud dependiendo del grupo prioritario y subsistema de salud, o bien el gasto catastrófico a nivel familiar por daño específico de salud (19-21).
La perspectiva de análisis propuesta puede ser relevante para comparar necesidades y condiciones de salud entre grupos que muestren condiciones contrastantes de acceso y / o utilización de servicios de salud. El análisis de disparidades sociales y sus efectos en salud o viceversa, incluye la sistematización de variables relacionadas con diversos grados y formas de vulnerabilidad, tales como etnicidad, clase social y segregación social. Bajo esta perspectiva, la óptica de las disparidades sociales relacionadas con la salud vincula de manera muy cercana los determinantes de las diferencias entre grupos a partir de las variables relacionadas con las disparidades sociales (18).
Este enfoque tiene dos grandes ejes conceptuales; el primero se fundamenta en una perspectiva de derechos humanos y bioética, el cual parte de plantear que todos los grupos sociales habrían de tener el mismo derecho a una buena salud desde una perspectiva distributiva. Si bien se ha establecido que es muy difícil instrumentar este tipo de variables, el que se tenga información que avala el que los grupos más privilegiados tengan una buena salud, sugiere que esto podría ser posible para otros grupos sociales. Al considerar un enfoque de derechos humanos, se asume que todo grupo social debe tener condiciones para el máximo despliegue de su potencial, particularmente en los grupos que históricamente han enfrentado mayores barreras para ello. Por otra parte, este enfoque ha adquirido relevancia por buscar “ir a fondo” en torno a condiciones o determinantes que no se han analizado de manera suficiente, particularmente variables sociales que podrían influir en condiciones de salud o de acceso a servicios.
Conclusiones
Resumiendo podemos concluir y plantear que desde un abordaje conceptual e integral, la equidad es un atributo del sistema de salud que:
- Puede tener una aplicación política, técnica o instrumental que necesariamente conlleva a la ausencia de desigualdades.
- Se basa y fundamenta en la aplicación de diferentes supuestos de las teorías de justicia social y principios éticos.
- Su principal premisa plantea la distribución de recursos para la producción, distribución, acceso y uso de servicios en función de dos variables básicas: las necesidades de salud y poder de compra de grupo prioritario.
Por lo se refiere a las inequidades en salud, éstas se definen como la presencia de cualquier desigualdad en salud, principalmente la desigualdad de oportunidades de un individuo o grupo social en relación a otro en el proceso de búsqueda, disponibilidad, acceso y uso de servicios de atención para la resolución de cualquier daño específico de salud.
Semblanza
Armando Arredondo López es Médico Cirujano con Maestría en Organización y Dirección de Sistemas de Salud. Especialidad en Salud Internacional con área de Concentración en Economía de la Salud. Doctorado en Ciencias en Sistemas de Salud. Post-Doctorado en Políticas Sociales, Salud y Economía (Universidad de Montreal-1997-1998. Montreal) Actualmente se desempeña como Investigador Titular “F” en Políticas y Economía de Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Publica de México. Investigador Nacional del Sistema Nacional de Investigadores. Miembro del Comité sobre Ciencia y Tecnología para la Atención de Necesidades Sociales-CONACYT y ha sido miembro del Comité de FOMIX-CONACYT-Morelos.