Foto: Johis Alarcón.
Je kjo̱a̱téxomale̱ na̱xi̱nandá México batsona nga koan nichjen je xki nga jtime, je xo̱n xi tichjijin kotsenya̱ ani nga tsin ngatsia nichjen je xi tso je kjo̱a̱téxoma, meni xi ma ani nga je chjo̱ta̱ yoma nikui tsichjen, ka̱o̱ aní nga chjo̱ta̱ chikon nikui makjajonle̱ tatse je kjoabinachjon ka̱o̱ josinñá mandá, xi bixojin kuini nga je na̱xi̱nandána tsichjen je kjoa‘etsjenle̱ je chjo̱ta̱ chinga ka̱o̱ je kjoa‘etsjenle̱ je chjo̱ta̱ chroa tatse je xki, nga basin se’e kjoaxkontokon ka̱o̱ nga kuichjan je kjoa‘etsjen xokjoan, ka̱o̱ nga jtsuaná je kjo̱a̱ndá, ngo kjoa’ensen chótse ñani tibatikjichinile xi kja’ai kjoa‘etsjen tatse je xki, ñañi koan nichjen ngatsia.
El acceso a la salud en México es un derecho relevante protegido por instrumentos jurídicos nacionales e internacionales; sin embargo, como se muestra en este escrito, reflexionaremos sobre el porqué no se ha logrado su plena vigencia, quedando varios pendientes en materia de atención médica, como el impulso de un modelo de salud intercultural; es decir, ofrecer un diálogo entre la medicina tradicional y la medicina occidental, en donde ambas partes converjan y propongan un remedio a las enfermedades, dejando en claro que ambos conocimientos son válidos; así mismo, dejar de promover y reproducir un sistema de salud fragmentado, que es limitado e insuficiente.
Én na- mazateco; traducción: Natalia de Jesús Juárez García
El derecho a la salud en México es protegido por instrumentos jurídicos nacionales e internacionales; no obstante, aún no logra la plena vigencia en nuestro país ya que, a pesar de los esfuerzos que se han hecho, aún quedan varios pendientes. Entre las obligaciones del Estado mexicano está garantizar el acceso a los servicios de salud para toda la población. El derecho a la salud para los pueblos indígenas se establece en el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales; sin embargo, los mexicanos enfrentamos oportunidades muy desiguales en cuanto al logro en salud, por el azaroso hecho de nacer en una entidad o municipio determinado y porque muchos de estos habitantes ni siquiera se pueden comunicar en español con el personal de salud para expresarles sus dolencias o enfermedades.
Foto: Milton Martínez.
Esto nos llevaría a pensar que es necesario impulsar modelos de salud intercultural, reconociendo la diversidad cultural del país; por ejemplo, cuando a alguien le duela la cabeza o el estómago, sea posible ofrecer no sólo medicamentos, sino que también pudieran colaborar para su alivio los curanderos del pueblo con sus remedios y que entre ambas partes propongan una alternativa para tratar la enfermedad. Es cierto que en nuestro país han existido intentos por hacer esto; por ejemplo, en algunas zonas rurales del estado de Puebla, en donde se instalaron hospitales integrales, que son aquellos en donde están al mismo tiempo las y los médicos, las parteras tradicionales, el brujo o el curandero; sin embargo, los resultados no han sido los esperados por varias razones, la principal es que siempre se da como válido únicamente lo que se aplica desde la medicina occidental (aquella que se aprende en las escuelas y universidades) y poco se escucha y reconoce a la sabiduría de la medicina tradicional, es decir, la que se ha heredado de los antepasados.
Roberto Campos Navarro, profesor-investigador de la UNAM, sostiene que el Sistema Nacional de Salud ha tenido varias características, entre ellas, la de ser un sistema fragmentado desde la época colonial, regido por el sistema de castas, el cual se reproduce en la actualidad por estratos sociales o grupos laborales, lo cual lo convierte en un sistema limitado e insuficiente, sobre todo al brindar el servicio a pueblos indígenas.
Por otro lado, no podemos negar que existen enfermedades o padecimientos que únicamente tienen salida a través de los terapeutas tradicionales —que, para muchas personas son vistas como inexistentes o como burla—, y que con apego a la clasificación norteamericana de enfermedades mentales (DMSIV), estos males también son enfermedades: muina, mal de ojo, nervios, brujería, espanto, empacho, caída de mollera, aires y otras.
En primer lugar, debemos aclarar que, si estas enfermedades no se tratan de manera adecuada por quienes saben sanarlas, las personas pueden llegar a morir. En segundo lugar, debemos admitir que la gente no asiste con los curanderos, parteras o médicos tradicionales por ignorancia, oscurantismo, superstición o fanatismo, además de que éstos son los personajes encargados de la sanación entre los pobladores de muchos lugares rurales de México, posiblemente son los únicos terapeutas que viven en esas regiones.
Foto: Tania Victoria.
Dra. Elizabeth Martínez Buenabad / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Natalia de Jesús Juárez García / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla