Las actividades humanas repercuten inevitablemente en el planeta. Debido al crecimiento poblacional ha aumentado la demanda de bienes, servicios y energía. El sistema energético se basa en la quema de hidrocarburos que generan contaminación de suelos, agua y atmósfera, lo que a su vez, daña la vida silvestre y la salud humana. La temperatura del planeta en los últimos 150 años subió 1.0 °C y en los 50 años más recientes a 0.65 °C.
No se han hallado pruebas convincentes de que la variabilidad natural explique ese patrón; es más, las evidencias sugieren fuertemente que su origen es la emisión de gases de efecto invernadero por los humanos. Como consecuencia, existe abundante evidencia de cambios en las temperaturas lacustres, atmosféricas y oceánicas, del deshielo de los glaciares, la desaparición de la cobertura de nieve, la disminución del hielo marino, el aumento del nivel del mar, el incremento del vapor de agua atmosférico, alteraciones en los patrones de lluvias y sequías. La búsqueda de energías amigables con el ambiente es una prioridad para lograr mantener el ritmo de producción que demanda la población mundial.
Ese aumento de temperatura es un promedio, es decir, existen zonas en donde ha sido mayor. Para entender el efecto regional es importante ubicar las zonas que resienten primero su impacto. Los lagos de alta montaña son una de esas zonas.
Estos lagos se alojan en montañas o en volcanes inactivos, en donde la falta de oxígeno, calor o agua y la alta radiación ultravioleta impiden el crecimiento de árboles. Sus cuencas son rocosas, con suelos poco desarrollados y cobertura vegetal muy pobre.
Son las zonas con la menor perturbación humana. El aporte de agua a ellos procede de la atmósfera directamente en forma de lluvia, granizo y nieve o indirectamente a través del deshielo del agua congelada en sus cuencas. Por esa razón, sus aguas son frías, saturadas de oxígeno, con pocas sales disueltas, bajo contenido de nutrientes y sustentan baja abundancia (pocos organismos) y diversidad (pocas especies).
Por su naturaleza, cualquier alteración es fácilmente detectable; estudiarlos proporciona información sobre contaminantes atmosféricos, precursores de lluvia ácida, cambios en el uso del suelo y los ciclos climáticos. Por lo anterior, los lagos de alta montaña son excelentes centinelas del impacto humano, incluido el calentamiento global. Sin embargo, para que sean útiles en el estudio del cambio global o regional es importante distinguir entre sus procesos naturales y las influencias externas. Las influencias externas pueden ser distinguidas comparando condiciones en escalas de tiempo de más de 10 años; en consecuencia, sólo pueden reconocerse mediante estudios de monitoreo a largo plazo.
En México sólo tenemos dos de esos cuerpos acuáticos: los lagos El Sol y La Luna, ambos están dentro del cráter del volcán inactivo Xinantécatl, también conocido como Nevado de Toluca en el Estado de México. Aunque no existe un programa formal de estudio a largo plazo de estos lagos, Diana Ibarra, dentro del PILT FES-I UNAM* realizó estudios con datos obtenidos entre el 2000 y 2018; en los que detectó algunos fenómenos que no corresponden con eventos naturales. En el Xinantécatl, la temperatura ambiente y la de ambos lagos se ha elevado, al menos desde el año 2000. Dentro de las consecuencias más preocupantes están la pérdida de la capa de nieve en las laderas y los cambios en la evaporación. Además, detectó contaminantes provenientes de las ciudades de Toluca y México.
Explicar esos fenómenos servirá para proteger los lagos y para entender los efectos del calentamiento global en zonas tropicales, donde existen escasos estudios de esta naturaleza. Lo que se sabe del calentamiento global proviene, en su mayoría, de estudios realizados en Europa, Estados Unidos y Canadá, regiones con un clima muy diferente al de los trópicos, por lo que esa información no necesariamente permite tomar acciones efectivas para atenuar sus consecuencias en otras partes del mundo.
*Proyecto de Investigación en Limnología Tropical.
Dra. Diana Ibarra Morales / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dr. Francisco Cuéllar Pérez / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Facultad de Estudios superiores Iztacala / Universidad Nacional Autónoma de México