Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

La alfarería en Cuentepec, una tradición milenaria

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Inin tepalkameh wilihke tlapowali pampa otechkawilihtekeh tokohkitsiwan ipan iwehka México kampa techititiya miek tlamatilmeh otimatia iwehka masewaltin ika nin nantlali, tlenon kuahkuale tlapatiyolyo ika oksekin masewaltin.

Ipan Kuentepek, Morelos inin tepalkameh iwehka kualchihtiwe ya ikuak época kikuitiya preispanica, kion nin kohkotsimeh yokimitihtikeh ixwiwan

La importancia de la alfarería radica en que es una práctica cultural heredada desde el México antiguo que muestra el conocimiento que los pueblos indígenas sobre los recursos naturales, el desarrollo de la tecnología, su concepción de la belleza, el intercambio entre distintos grupos culturales.

En Cuentepec, Morelos, la alfarería se ha practicado desde la época prehispánica y se ha transmitido de las abuelas a sus nietas. El proceso de la elaboración de la cerámica es muy complejo.

Náhuatl variante de Cuentepec, Morelos; traducción: Lic. Karina González Luna.

La importancia de la alfarería radica en que es una práctica cultural heredada desde el México antiguo que no sólo por su uso doméstico, cobra un especial significado, sino porque da cuenta del conocimiento que los pueblos indígenas tenían de los recursos minerales, el desarrollo de la tecnología, así como su concepción de la belleza y el intercambio entre distintos grupos culturales. Incluso en el campo de la arqueología, los datos que proveen los objetos cerámicos cuentan la historia de los pueblos.

En Cuentepec, la alfarería remonta a la época prehispánica; es un conocimiento que se ha transmitido de las abuelas a sus nietas, ya que el proceso de la elaboración de la cerámica es muy complejo. La materia prima se extrae de los campos de la comunidad cuando el clima es adecuado; primero se recolecta la tierra negra en un lugar llamado Milahapan (el canal de la milpa) y después la tierra roja de un lugar cercano. El color de la tierra depende del grado o estado de óxido-reducción del hierro y la concentración de materia orgánica. Generalmente, el color de los horizontes de los tipos de suelos cambia a medida que aumenta el contenido de materia orgánica y tiende a tomar un color más oscuro al aumentar la humificación, es decir, la cantidad de materia orgánica en el suelo; aunque también pueden tener coloraciones oscuras por la presencia de bióxido de manganeso o carbón elemental. El color rojo es producido por los cristales de hematita en suelos desarrollados en condiciones aeróbicas de zonas tropicales y subtropicales, esta sustancia se da en partículas muy pequeñas, por lo que cantidades reducidas bastan para producir un color intenso.

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En un lugar denominado tekolotlan (donde abundan los tecolotes), se consigue la tierra chiclosa o pegajosa tesokitl (tierras arcillosas). Con la expresión “tierra chiclosa” se alude a la adhesividad; esta propiedad se determina por la cantidad de arcillas en el suelo; entre más adhesivo, mayor es la cantidad de arcillas que contiene, lo cual también se expresa en la textura; es decir, la proporción de limo, arcilla y arena. La cantidad de arcilla en un suelo determina la capacidad de retención de agua, así como una gran cantidad de elementos y compuestos químicos que se retienen en su superficie.

Una vez que se obtiene la tierra chiclosa, se debe disolver en agua y colarse. A este proceso se le denomina decantación: se diluye la arcilla en agua, la cual disgrega las partículas y, envía las más pesadas y finas al fondo y se retiran las más ligeras y gruesas. Con esta mezcla se revuelven las otras dos tierras (roja y negra) hasta obtener una masa de barro. La idea de realizar esta mezcla de tierras es lograr un cuerpo con plasticidad, es decir, que tenga la habilidad de cambiar su forma al aplicarle una fuerza y mantener la forma impresa al cesar ésta.

Ya que se tiene la masa, las técnicas para trabajar el barro son variadas, pues cada artesana tiene su estilo, ya sea moldeado (con un molde) o modelado (se le da forma con la mano); después se orean las figuras, vasijas o comales de dos a tres días; posteriormente, se pulen con piedras de cuarzo llamadas tlahpetzoltemeh para darles un acabado liso.

Después de una semana de secado, las piezas se hornean en un horno hecho de tabique, en el que se colocan y se cubren con tiestos (pedazos de comal), al que se le agrega estiércol alrededor para mejorar la combustión; abajo se pone la leña de cazahuate o de colorines y se prende con ocote (okotl). Cuando ya prendió, se tapa la parte inferior del horno con pedazos de comales.

Esta actividad predominantemente femenina y que revela la relación de los seres humanos con la naturaleza, desafortunadamente se está perdiendo en Cuentepec; actualmente sólo existen 30 alfareras. De no hacerse algo, se corre el riesgo de perder estos valiosos saberes de los pueblos originarios.

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Lic. Karina González Luna / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

Universidad Pedagógica Nacional

Jorge Alberto Linares Ramírez / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

INAH Morelos