Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

Plaguicidas contra seres humanos


Por: Dra. Ma. Laura Ortiz Hernández
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Centro de Investigación en Biotecnología (CEIB-UAEM)

Estas sustancias contaminan al ambiente, siendo las principales fuentes de contaminación las aplicaciones directas a los cultivos agrícolas, derrames accidentales (en su transporte y fabricación), así como residuos provenientes de estanques donde el ganado es tratado para el control de ectoparásitos.
La grave problemática ambiental que existe con los plaguicidas puede clasificarse en varios niveles a tratar:

1. Intoxicaciones agudas sobre todo en la población ocupacionalmente expuesta
2. Exposición crónica indirecta de la población general, a través del aire, el agua y los alimentos contaminados con residuos de plaguicidas
3. Introducción de los plaguicidas a las cadenas tróficas así como su alteración ecológica; y como consecuencia la bioaumentación y biomagnificación en los organismos
4. Desarrollo de mecanismos de resistencia en las plagas agrícolas y en vectores transmisores de enfermedades

Adicional a las fuentes de contaminación, se considera que la falta de equipo de seguridad y de los conocimientos técnicos del manejo de plaguicidas, sus mezclas (incluyendo fórmulas erróneas o ineficaces), las soluciones diluidas generadas por el consumidor y envases que no son confinados adecuadamente son, entre otras, las principales razones del aumento de residuos de plaguicidas, lo que origina un problema potencial de contaminación ambiental y de salud pública.

Se estima que cada año los plaguicidas son responsables de la intoxicación de 5 millones de personas en el mundo, de las cuales 40,000 fallecen. En México son pocos los trabajos referentes a casos registrados de contaminación por plaguicidas, ya sea en el hombre o sobre el ambiente en general. La SEDESOL reporta que en 1988 se registraron 13,000 casos de intoxicación por plaguicidas, de los cuales fallecieron 700 personas.
Aparte de la problemática expuesta, la FAO estima que en países en vías de desarrollo (África, América Latina, Asia y Europa del Este) existen unas cien mil toneladas métricas de plaguicidas obsoletos que ya no son utilizables porque fueron prohibidos después de ser importados en los países donde hoy se almacenan. Asimismo se deben considerar las prácticas inadecuadas de la utilización de plaguicidas prohibidos y caducos y de los servicios de disposición y confinamiento que se incrementan anualmente.

La situación relativa a los riesgos potenciales a la salud que representan los plaguicidas junto con los problemas ambientales descritos, ha traído como consecuencia la necesidad de desarrollar tecnologías que permitan el tratamiento de residuos y de ambientes contaminados. Los procesos frecuentemente utilizados son el tratamiento químico, la incineración y la utilización de organismos vivos o sus productos.

Los dos primeros tienen la desventaja de utilizar otros compuestos y dar como resultado

diferentes residuos (para el caso del tratamiento químico) y de emitir gases a la atmósfera (para el caso de la incineración). Eltratamiento biológico presenta ventajas ya que puede llegarse a una degradación total sin producir otros compuestos residuales.
El aislamiento y caracterización de microorganismos que puedan degradar este tipo de compuestos, proporcionan la posibilidad de contar con herramientas para restaurar ambientes contaminados y/o tratar los residuos para su disposición final. El incremento en la contaminación y la presencia de plaguicidas en el ambiente, provocan el desarrollo de microorganismos que son capaces de degradarlos y que por lo tanto, es posible utilizarlos para dar tratamiento biológico y abatir los problemas de contaminación y de salud causados por los plaguicidas.

El encontrar bacterias que "se coman" los plaguicidas, permite contar con nuevas oportunidades para el tratamiento de los residuos de plaguicidas de diversa composición así como de suelos o aguas contaminadas. Con el tratamiento biológico, utilizando bacterias, las moléculas originales son transformadas por los microorganismos hasta la obtención de bióxido de carbono y agua, productos resultantes de la respiración de toda célula.

Aún queda mucho por hacer en la limpieza de sitios contaminados y cabe resaltar que en cada uno existen especies que no han sido aisladas, que muy probablemente poseen enzimas con cualidades diferentes. Las posibilidades son infinitas y las respuestas esperan a ser descubiertas. Todo es posible en el terreno de lo imaginable.

 


La Dra. Ma. Laura Ortiz Hernández cuenta con la Maestría en Ciencias con especialidad en Química de Suelos y es Doctora en Biotecnología, trabajando mayormente en el área de la Biotecnología Ambiental. Es Profesora-Investigadora Titular B en la Universidad Autónoma del Estado
de Morelos, realiza sus trabajos de investigación en el Laboratorio de Investigaciones Ambientales e imparte docencia en la Facultad de Ciencias Biológicas de la misma Universidad. Actualmente es Directora del Centro de Investigación en Biotecnología.