Dra. Claudia Sierra Castillo
Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-UAEM)
Laboratorio de Biología Celular de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UAEM.
Fotos: C. Yair Rodríguez González
La langosta de agua dulce Cherax quadricarinatus originaria de Australia, es un organismo introducido a México en los años 90´s. En Morelos actualmente es cultivada en estanques rústicos por acuicultores quienes iniciaron esta actividad desde hace aproximadamente 9 años. Una de las primeras preguntas acerca de un organismo que ha sido introducido es ¿porque no mejor utilizar un organismo endémico? Desgraciadamente, muchas veces las especies endémicas no poseen características aptas para su cultivo de manera intensiva o semintensiva.
Las principales ventajas biológicas que presenta la langosta para su explotación son: su fácil adaptación al medio ambiente que le rodea, se reproduce en agua dulce, es de fácil manejo, se alimenta de detritus (materia orgánica en descomposición), entre otras. El éxito de un cultivo radica en la importancia de conocer la biología de la especie, es decir, en el caso de C. quadricarinatus debe tomarse en cuenta que puede estar fuera del agua durante aproximadamente siete horas y migrar hacia otro medio acuático, su adaptación y reproducción; de tal manera, que al momento de decidir trabajar con esta especie, es necesario tomar medidas para evitar que en un momento dado puedan convertirse en un problema para un ambiente natural alterando el ecosistema.
Por otra parte, los estudios que generalmente se hacen en organismos destinados a la explotación comercial, son dirigidos a la determinación de la zona de cultivo, temperatura, calidad del agua y diversas dietas que pueden favorecer una mejor producción. Con respecto a la fisiología de los organismos a cultivar en general se conoce poco, aunque en la actualidad se le ha dado importancia al mecanismo de defensa en crustáceos de agua salada como el camarón y el langostino de agua dulce Macrobrachium rosenbergii, en base a la susceptibilidad que presentan en condiciones de cultivo y al constante ataque de microorganismos patógenos.
Estos invertebrados al igual que los vertebrados poseen tejidos que conforman al organismo, uno de los mas relevantes en vertebrados es el tejido sanguíneo cuya función es comunicar a todos los órganos del cuerpo, el cual esta compuesto por una fase líquida “el suero” que transporta nutrientes, hormonas, desechos y una gran cantidad de sustancias; posee la fracción celular que comprende a los eritrocitos (glóbulos rojos) transportadores del oxígeno, las plaquetas que actúan en la coagulación de la sangre y los leucocitos cuya función es llevar a cabo el mecanismo de defensa o inmunidad ante la amenaza de patógenos.
El tejido sanguíneo en invertebrados esta constituido por la hemolinfa, el cual posee plasma al igual que en vertebrados y hemocitos que son las células circulantes de la hemolinfa, considerados análogos (similar) a los leucocitos en vertebrados, ya que una de las funciones principales de los hemocitos es su participación en el mecanismo de defensa, además de llevar a cabo funciones como la coagulación. No poseen eritrocitos, por lo que el transporte de oxígeno es por medio de un pigmento “la hemocianina”. La actividad de defensa de los hemocitos se lleva a cabo por la producción de sustancias antimicrobianas, desencadenan las reacciones en cascada del sistema de la profenoloxidasa (mecanismo particular de invertebrados) y junto con los factores séricos llevan a cabo los procesos celulares de defensa para eliminar los agentes patógenos o “no propios” como son: la fagocitosis considerado el principal mecanismo de defensa, la cual consiste en introducir al invasor dentro del fagocito eliminándolo por medio de sustancias ácidas contenidas en los lisosomas (organelos intracelulares); cuando los patógenos son muy grandes o numerosos y no pueden ser fagocitados se activa la nodulación, que consiste en secreción de sustancias toxicas y pegajosas que se adhieren al intruso y de esta manera lo inhabilitan, o bien, la encapsulación donde las células se van sobreponiendo unas con otras hasta cubrir completamente al invasor inhabilitandolo de sus funciones vitales hasta que muere.
Con base en lo anterior, surge la necesidad de buscar alternativas que proporcionen información de la fisiología de los organismos, por medio de la implementación de nuevas herramientas científicas que nos puedan aportar más información acerca del comportamiento del tejido sanguíneo de los crustáceos. Actualmente, estamos realizando estudios en cuanto a la clasificación de estas células y determinando su actividad por medio de técnicas citológicas y citoquímicas. Los proyectos que estamos llevando a cabo es la caracterización de los hemocitos de la langosta Cherax quadricarinatus y la determinación de la actividad biológica de cada grupo celular ante un estímulo, con la finalidad de estandarizar técnicas y metodologías con marcadores específicos, que en un futuro puedan aplicarse para definir el estado de salud de las langostas y así poder determinar problemas en su desarrollo y proponer alternativas de solución para obtener un alto rendimiento del cultivo.
La Dra. Claudia Sierra Castillo es originaria de la Ciudad de Oaxaca y radica en Morelos desde hace 35 años. Realizó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias Biológicas UAEM, la Especialidad en Microscopía Electrónica Aplicada a las Ciencias Biológicas en al Facultad de Ciencias UNAM y El doctorado en Ciencias, estudiando los mecanismos de Inmunidad en Invertebrados en el Tecnológico de Oaxaca. Actualmente es Investigador de Tiempo Completo C, adscrita al Centro de Investigaciones Biológicas y es responsable del Laboratorio de Biología Celular de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UAEM.